Griten, cosas imposibles, cosas exactas, para que la incertidumbre muera, para que el implacable miedo desaparezca, para que el silencio se duerma en la cama de los que no tienen palabras, para que el extenso dolor del olvido cubra con pintura fresca las viejas grietas del pasado, para que el difícil camino del perdido tome dirección hacia lo inesperado, para que las gargantas secas de los chicos luzcan de color desenfrenado, para que los pasos cortos del introvertido logren kilómetros más alargados, para que la coreografía diaria y cotidiana sea interrumpida, para que los sordos logren mirarnos, para que el esclavo rompa más esclavos, para que los viejos corran alborotados, para que el dominio sea condenado, para que el dormido sueñe con lo posible, para que el despierto sueñe en lo imposible, para contagiar las calles de vientos alocados, para abrir las ventanas de sótanos apilados, para detener una fila de autos atropellados, para acobijar el silencio y luego enterrarlo, para descubrir el desprecio tanto ignorado, para abrir las bodegas de calor humano, para bailar esquivando estatuas de sargentos, coroneles, homicidas, genocidas, para estallar las voz del pensamiento, para conocer el miedo, pero por fuera, para albergar al colapsado, para regocijar al desarmado, para nutrir la ideología, para no morir en vida, para vencer la salida, para acribillar la locura del autoengaño, para conocernos las manos, para sentirnos más juntos, para amar antes de ser amado, para engañar el sufrimiento, para evitar que las lágrimas caigan, para enfrentar la crudeza del enfadado, para mirarnos las manos, para que el juego deje la irrealidad, para que de la mejor manera vivamos la realidad.
martes, 25 de mayo de 2010
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