viernes, 30 de abril de 2010

¿Dónde comienza el exilio?

En alguna parte, corriendo el compás de la fortuna inmediata, de segundo a segundo, con poca ropa, solo lo necesario para no olvidarse de quién debe ser, aún pensando en quién quiere ser, desempeñando lo que siempre esperó que fuera, afuera, para ver, y que vean, escuchen el sonido del mudo que grita, escalando la mayor de las indiferencias, olvidando sus juegos detrás de un biombo de metal pesado; sonriendo ante desgracia y alegría, indiferenciando hasta cualquier tipo de lágrima que de vez en cuando ahuyentaron la descortés carrera de la conocida lista de quehaceres, más lejos que cualquier otro hombre, más lejos que su sombra y su aroma. Cumpliendo solo el rol de nadie, alrededor de tantos nadies,

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